
Llegó a este tiempo sin su
batuta cruzando el umbral del más allá. Desando por las calles como fantasma
errante. Despertó de su asombro cuando cayó en cuenta en que sus días
percibían sonidos. Pasando por una calle
de Alemania oyó su célebre Quinta Sinfonía, sin perder tiempo entro a una
tienda donde provenía el sonido. Sucumbió de un síncope al comprobar que la orquesta sinfónica estaba metida en un
extraño aparato de pantalla plana de 42 pulgadas.